

En primer lugar, yo no sería plenamente consciente de lo que es el arte, si Don Mario Calvit, no me hubiera enseñado a amar este mundo y a sus protagonistas a través de los libros y del pincel cuando yo sólo tenía 13 años. Es el conocedor más profundo de mi pintura, y de mis valores artísticos en general y aunque algún día escribiré su Biografía para darlo a conocer al mundo, sólo puedo decir para resumir todos los sentimientos que me unen a él y a doña Silvia (su esposa), también persona importantísma dentro de nuestras meditaciones, que la confesión de que "yo era la heredera de todo su conocimiento acumulado a través de una vida en la pintura" es la afirmación más honrosa que he recibido. El voto de confianza más grande.

Para analizar mis lineamientos, también es necesario conocer la figura de Aristides Ureña Ramos (www.aristidesurena.com). Pintor panameño, radicado en Florencia desde hace muchos años, pero una persona responsable con la evolución del arte en Panamá, tarea todavía precaria y que a nosotros, lo creadores nos toca dirigir y preservar. Hablo de él, porque desde hace tiempo, se ha vuelto mi guía aquí en Europa, y a través de correspondencia responde mis inquietudes e inseguridades en este mundo tan complejo y lleno de matices, que es la tradición artística occidental. Publicamente "Don Ari", como suelo llamarlo dijo " que quería ser mi mecenas, para ayudarme a entrar en el mundo del arte".
Sólo hay una respuesta posible para una responsabilidad tan grande, la cual me han legado los dos: trabajo infatigable.