El efecto paliativo del arte

"El Megastar"
óleo sobre lienzo
160x 130 cm
2007
Muchas personas que han conocido la evolución de mi obra pictórica se han quedado un poco sorprendidas, he incluso desilucionadas al ver al Megastar. Y claro, les extraña que de haberme pasado años pintando figuras femeninas porque me sentía identificada con ellas, y porque era una forma de autoconocerme, haya pasado a pintar niños. Especificamente este en la playa.
La historia de este niño en bañador nació en el 2006, cuando me tacharon de voyeurista por tomarle fotos a un niño en Alicante sin que se diera cuenta. Al año siguiente, al venir a vivir a España, decidí que tenía que desafiar al frío y engañar a mi mente de alguna manera. Por eso decidí pintar un homenaje a mi playa y a mi tierra, haciendo al Megastar.
Con un tamaño casi monumenal me transporta todas las mañanas a mi paraíso tropical, y sin importar la temperatura exterior siempre me da fuerzas y calor para continuar. Es a este "engaño", lo que yo llamo el efecto paliativo del arte. A esta magia de las obras de transportarnos en el tiempo y el espacio, siendo capaces de cumplir nuestros deseos aunque sea por un par de segundos, en los que dejamos nuestra conciencia y nos regalamos a la magia de dejarnos teletransportar por la materia convertida en una imagen, y esa imagen en un deseo muy poderoso.